Ser Docente
¿Ser docente? ¿Por qué?
Hasta no hace mucho tiempo era común el dicho popular “más pobre que maestro de escuela”. Sin embargo y a pesar de esto muchos jóvenes elegían la carrera docente.
Los movilizaba algo intrínseco: la VOCACIÓN.
Prácticamente no existía otro interés más que el de realizarse vocacionalmente.
Hoy la realidad nos muestra otra cara. Si bien la docencia no asegura altos ingresos (basta ver la simultaneidad y cantidad de reclamos), al menos asegura lo que se ha dado en llamar: una salida laboral con estabilidad.
Basta con consultar a muchos de nuestros jóvenes que optan por ésta profesión y veremos con desazón que la vocación no siempre es la razón primera o única en la elección.
¿Las causas?: Muchas.
¿Las consecuencias?: Tristes. Vemos jóvenes trabajando a desgano, sin espíritu de superación, sin objetivos a mediano o largo plazo. Simplemente cumpliendo horario. No debemos olvidar que en esta profesión no se fabrican piezas de metal. Aquí se moldean mentes jóvenes. Se forman espíritus ciudadanos.
¿Y los educandos?: Vacíos. A todas las causas del bajo rendimiento, se le debe sumar que no todos sus maestros quieren ser MAESTROS.
¿La solución?: Muy compleja. Se debiera empezar por un sinceramiento de la crisis actual en su totalidad, no sólo en el ámbito docente.
Con una buena oferta de desarrollo en todas las profesiones, la docencia volvería a depender de la vocación.
¿Ser Docente o parecerlo?
1 comentario
Prof. Martín Elgueta -
Vale la pena mantener el debate abierto